Fecha de Emisión: 15 de Mayo de 2015
Emisión de 6 sellos y una Hojita Souvenir, en homenaje a las víctimas
del Incendio de la Ferretería Isasi, el 17 de Mayo de 1890 en la ciudad de La Habana.
El primero, Facial 5, muestra la imagen de Francisco Ordoñez y del Campo, Jefe de la Sección de Salvamento del Cuerpo de Bomberos del Comercio. En primer plano, la Bomba "Cervantes"
La Bomba "Cervantes" se encuentra en el Museo Nacional Masónico de La Habana
El segundo, que tiene Facial 10, presenta el retrato de Gastón Álvaro,
quien falleciera en el Incendio junto a su hermano Raúl, pertenecía al Cuerpo de Bomberos del Comercio. Además, acompaña la imagen de la Bomba "Colón".
El sello siguiente, con valor facial 40, muestra a Andrés Zencoviech,
Teniente Coronel graduado, Capitán del Batallón de Bomberos Municipales y Jefe
de Sección, de la Bomba España. La imagen al centro, muestra un Carro
Ambulancia.
El quinto sello, tiene un Facial de 65 y la imagen que se incluye,
corresponde al retrato de Isaac Cadaval, que pertenecía al Cuerpo de Bomberos
Municipales, El carro que se muestra, es la Bomba "Gámiz".
Finalmente, el sexto sello, tiene un
Facial de 75 y la imagen que se incluye, corresponde al retrato de Carlos
Rodríguez, que igualmente pertenecía al Cuerpo de Bomberos Municipales. Se
muestra la Bomba "Colón".
La Hojita Souvenir tiene un Facial de 1,00
y muestra el Monumento en el Cementerio de Colón a las víctimas de la
catástrofe, los nombres de nueve Bomberos del Municipio, 17 Bomberos del
Comercio, cuatro Agentes del orden público, un miembro de la Marina y de ocho vecinos, están escritos sobre una placa de mármol
adosada a uno de sus costados.
Cuentan que durante años, existió en La Habana colonial, un fuerte antagonismo entre los dos Cuerpos de Bomberos de la ciudad, los Municipales y los Del Comercio. Mito o realidad, lo cierto es, que todavía hoy, se afirma que esta absurda competencia, solo terminó, cuando La Habana vivió uno de sus hechos más espantosos, La tragedia de Isasi.
Las llamas parecían incontrolables
a
El aviso oficial de aquel incendio llegó por vía telefónica a la
estación central de los Bomberos del Comercio, quienes llegaron en unos minutos
para hacerse cargo de la situación, de igual modo que los Municipales, que no
se hicieron aguardar. El drama había comenzado cerca de las diez y media de la noche de aquel fatídico sábado 17 de mayo de 1890 en la ferretería de Isasi,
situada en la calle de Mercaderes esquina a Lamparilla.
Los bomberos iban entrando por un oscuro
laberinto, conscientes de que no todos verían la luz al final.
a
Ni siquiera las dos terribles explosiones, una detrás de otra,
paralizaron el quehacer de los sobrevivientes, quienes se abrazaron al peligro
para impedir que el fuego se extendiera.
a
Noble heroísmo el de aquellos hombres que habían ingresado a esos dos Cuerpos de prevención, en un acto totalmente voluntario y por cuya labor no recibían retribución económica alguna.
a
En el siniestro perdieron la vida 38 personas, de las cuales 25 eran
bomberos pertenecientes a los dos cuerpos, Municipales y del Comercio.
La causa de la catástrofe
Esta catástrofe, fue causada por la codicia de un individuo.
a
Isasi, el dueño de la ferretería, había almacenado ilegalmente grandes
cantidades de pólvora y dinamita en el lugar y no les advirtió del peligro a
los bomberos. Pero eso no es todo, el depósito quemado en el establecimiento
estaba asegurado en 20 000 pesos oro y, cosa curiosa, a las 12 de la noche del
domingo vencían precisamente las pólizas, pero Isasi, adelantándose a la
conflagración, las había pagado “casualmente” el sábado, el mismo día de la
tragedia.
a
Sin embargo, cosas de la época, este infame sujeto fue puesto en
libertad, desconociéndose el dictamen de la comisión facultativa designada para
investigar la hecatombe, la cual dictaminó que las sustancias inflamables en la
ferretería causaron las terribles explosiones.
a
Nota al Margen:
a
Una de las víctimas, don Juan J. Musset,
era Vicepresidente del Cuerpo de Bomberos del Comercio de La Habana, y a él le
cupo el honor de efectuar la primera conversación telefónica, hecha en lengua
española, el día 31 de Octubre de 1877,
(a modo de prueba) y el 2 de Noviembre del mismo año, en forma oficial, ante
las autoridades y la prensa como una demostración pública, entre el Cuartel de
Bomberos del Comercio, (San Ignacio Nº 108, entre Luz y Acosta) y su propio domicilio,
(Amargura Nº 24).
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